viernes, diciembre 7

CONCURSO DE CUENTOS: ¡ EN 7º T.M. DE LA ESCUELA 12 ESTÁ EL PREMIO!

El Banco Credicoop realizó su concurso anual de Cuentos, invitando a todas las escuelas (públicas y privadas) del Distrito.  De 7º grado de nuestra querida Escuela 12 participaron con entusiasmo los alumnos Gonzalo Sosa, Milagros Borio, Ayelén Dorado y Facundo Romero.   Felicitamos a todos.

El premio fue para Milagros Borio, de 7º B, y su cuento "LA MISIÓN".  Aquí pueden conocerlo:


Sofía era una chica común, de campo, que vivía en una casa humilde junto con sus abuelos.  Sus padres habían fallecido en la ciudad, en un accidente automovilístico, cuando ella era apenas un bebé, y los parientes más cercanos eran sus abuelos de campo.  Sofía nunca se había imaginado que en la parte más silvestre de las sierras bajas, de las que su hogar no estaba tan lejos, vivían seres extraños, nunca vistos por la sociedad o vistos... por unos pocos.
Un buen día, cuando Sofía cumplió los once años, fue sola por primera vez a las sierras para  llevar  sus cabras a pastar. Para su mala suerte, el cielo se tornó de color gris y una ráfaga de viento fuerte le impidió ver el camino. Intentando caminar sin ver absolutamente nada, Sofía tropezó y, al caer, se golpeó muy fuerte la cabeza quedando inconsciente.
A la mañana siguiente, despertó en una casita donde todo era más chico de lo normal, pero ella no le hizo caso. Solo quería saber dónde estaba, y qué hacía ahí. Todo era de madera, ¡como si estuviese en el tronco de un árbol!  Caminó por aquella casita siguiendo unas voces que provenían de una especie de recibidor, todo de madera.  Sofía saludó amablemente, y la gente respondió a su saludo, pero notaba algo raro en aquella gente tan amable que la había hospedado.
Hasta que  se dio cuenta de que tenían un parecido a un dibujo de uno de los tantos libros de cuentos de hadas que Sofía había leído.
Hablaron largo rato, al parecer eran una pareja. Ellos decían ser duendes, y como Sofía había leído muchos cuentos de fantasía, no pensaba que pudieran estar mintiendo, aunque, sinceramente, estaba muy confundida.
Le ofrecieron algo de comer y le dieron un paseo por todo el bosquecito donde conoció a muchas criaturas extrañas, hasta a una chica llamada Julia Butterfly Hill, defensora de la naturaleza que vivía en un árbol desde hacía dos años. Más tarde la ayudaron a llegar a su casa, sus abuelos la habían buscado por todas partes y estaban contentos de haberla encontrado.  Le preguntaron cómo había hecho para volver y por qué se había extraviado, pero ella mintió diciendo que se había perdido y que no había dormido en toda la noche hasta encontrar el camino.
Como prometió, se levantó, desayunó y se fue a “pasear” por el bosque, e  hizo todo como los “duendes” le habían indicado para llegar de nuevo a la parte “fantástica” del bosque.
Llegó, tocó el tronco haciendo que saliera de él un sonido hueco y la recibieron sus amigos, pero esta vez la habían llamado para que ella los ayudara.
-       Necesitamos ayuda de un humano que crea en nosotros - dijo con seriedad la pequeña mujercita.
-       Te necesitamos - recalcó él.
Le contaron muchas cosas extraordinarias sobre la naturaleza ya que su misión era protegerla, pero sabían que esta vez no iban a poder hacer nada porque venían con máquinas, y la única forma de detener la destrucción era con su ayuda.  A ella le parecía imposible: ¿Cómo tan solo con 11 años iba a impedir que talaran un bosque?  Con mucha pena se fue.
A la mañana siguiente, despertó con unos ruidos muy fuertes. Al asomarse a la ventana, vio cómo unas máquinas se acercaban a las sierras y corrió sin importarle estar con ropa de dormir. Se paró frente a ellos y tuvieron que apagar las máquinas. Con vergüenza pero firme, Sofía se hizo escuchar.
- No pueden talar estos árboles, cada uno de ellos tiene cientos de años, seres extraordinarios viven ahí y muchos pájaros, ardillas,  topos, zorrillos, búhos, águilas, tienen sus casas. Además, ¡Talar árboles sin una eficiente reforestación resulta en un serio daño al hábitat! Sin los árboles no viviríamos porque ellos nos proporcionan el oxígeno. En muchos países la deforestación causa extinción, cambios en las condiciones climáticas, desertificación… Una tercera parte del total de la tierra está cubierta por bosques, estos han sido explotados durante hace años sin una real conciencia del daño a nuestro ecosistema.
Al oír esto los trabajadores, emocionados, estuvieron de acuerdo y se fueron. Salieron de su casa sus amigos, a los que abrazó. Ellos le dieron un regalo… era una bolsita. Le explicaron que la abriera cuando estuviera en problemas, que eso iba a ayudarla.
Cansada, Sofía volvió a su casa y se echó a dormir feliz. En sus sueños se despidió de sus amigos. Al despertar volvió para ver si estaban, pero no había rastros de nadie. Una suave brisa pareció darle las gracias y Sofía comprendió que ellos solo habían venido con una misión: proteger a la naturaleza.

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